Muestras. Esa palabra tan atrayente para un público potencialmente comprador, y tan irritante para un gran número de venderoras de tiendas como Sephora, MAC o Estée Lauder. Y es que hoy vengo con una entrada bastante quijotesca y reivindicativa desde la parte del cliente, por ese tema tan comprometido como es la política de ventas y la manera de llegar al público tan poco altruista e interesada a la vez. Y claro, aquellas/os vendedores que se sientan a gusto con su manera de tratar al público, por favor, no hagáis caso a esta entrada, no va por vosotros. Va por todas aquellas (y todos) que ponen mala cara al pedir una muestra sin comprar nada a cambio.
Y es que una muestra es una manera de fidelizar al cliente, y comprometerle inconscientemente. Un buen producto, o no tanto, pero que encaje con la piel, con el gusto o con el criterio de cada cliente puede fidelizarle a una tienda. Una sonrisa, un buen trato gratuito, engancha. En Madrid existen chorrocientos MAC, y sólo compro en aquellos que me han facilitado muestras antes de comprar con una sonrisa. ¿Porqué? Porque siento que se preocupan por las necesidades de mi piel, y no sólo por venderme por ser la primera tonta que pregunta cómo elegir la Fix Fluid o la Pro Longwear. Compro la Pro Longwear en el stand que me ha facilitado una muestra de las dos, y me ha dado la opción a elegir. Además, aprovecho y me llevo el Russian Red y Fluidline para cejas. Pero cuando la petarda de turno me pone mala cara al pedirle una muestra de un tono por encima, no pido más, me doy la vuelta y no vuelvo. Porque yo también tengo tropecientas tiendas y marcas donde elegir. Porque es agradable llegar a un sitio en el que el trato es atento y cuidadoso, no borde y desagradable. No quiero y no voy a comprar en un sitio desagradable y que escatime con muestras. Repito: una sonrisa engancha.
Las muestras comprometen. Porque aciertas con el color, con el acabado, con la textura, con todo. Con cosas, que con precios por encima de 30 euros (por poner un ejemplo), te piensas dos veces antes de comprar. Y en cambio, si lo pruebas en casa y quedas contenta un par de días seguidos, hay un 80% de posibilidades que te acuerdes de ese producto cuando se te acabe el bote. Y acudas al sitio donde te facilitaron la muestra, y solicites la talla normal de dicho producto. Porque lo has podido probar tranquilamente en casa, te gusta y sí, acertaron al regalarte esa muestra.
Vendedores del mundo: ni las sonrisas ni las muestras comprometen vuestro sueldo. Quizás, hasta lo eleven al cuadrado. Yo sólo compro cuando he probado, y sólo me arriesgo con productos que me han recomendado de cerca (incluso gracias a otros blogs) o cuando su precio es ridículo como para necesitar comprobar su efectividad antes de gastarme una pasta. Y sí, he dejado de ir a muchas tiendas en las que no se me ha tratado bien al comprar. No he vuelto a ir a ni una sola de las tiendas que me han dicho que no les quedaban muestras: ejemplos reiterados en Clinique, Estée Lauder (sabéis lo mucho que me gusta esta marca) y Lancôme. Gracias a dios existe todavía profesionalidad y cortesía, y contra ellos, los profesionales, no me meto. Quizás hasta alguien aprenda, que para eso existe este blog, digo yo.
Mis futuras compras gracias a haber probado las muestras, facilitadas de manera más que agradable por Marilyn (tienda Euroshop en Playa del Inglés, Las palmas de Gran Canaria, en Avda Italia, n6): Blue Therapy y Aquasource de Biotherm, Extra Creamy cleansing foam de Shiseido y Narciso, de Narciso Rodriguez, entre otros.